DOS RUMBOS OPUESTOS
Volvió a caer All Boys sin objeciones y lleno de dudas en el camino. Aunque Crucero no brilló, se hizo fuerte de local, con gol de Nicolás Martínez ni bien arrancó el segundo tiempo, ya suma seis puntos y pelea por ascender. El albo no para de hundirse.
Volvió a caer All Boys sin objeciones y lleno de dudas en el camino. Aunque Crucero no brilló, se hizo fuerte de local, con gol de Nicolás Martínez ni bien arrancó el segundo tiempo, ya suma seis puntos y pelea por ascender. El albo no para de hundirse.
La contundencia lo es todo. Ese golpe en los momentos claves (inicios o finales de cada tiempo), cuando la concentración puede ser de baja intensidad, es mortal.
Finalizando el primer tiempo, Maggiolo tuvo la jugada más clara hasta entonces. Caffa se lució, sacándola. El encuentro fue peleado y duro para ambos. Siempre Crucero estuvo un paso más adelante para convertir, aun sin brillar en demasía, por la puntería imprecisa. En cambio ese final de primer tiempo lo vio a All Boys superior (como contra Santamarina), pero lo desaprovechó.
Muchas cosas juegan en el entretiempo. El descanso asimila lo hecho bien, y desmorona lo mal realizado para corregirlo. O todo lo contrario. Pero, sobretodo, recetea la concentración y la motivación para la segunda etapa, la etapa decisiva. El entretiempo construye o destruye todo lo hecho. Es la antítesis perfecta. Blanco o negro. Tu cielo, o tu infierno.
Crucero se comió a All Boys de un bocado en segundos. Cambiasso salvó su arco (por segunda vez en el partido), tras una escapada de Abalos a los segundos de iniciado la etapa final. Y a los 2 min. Crucero se puso arriba en el marcador. Contundencia, el golpe mortal. El entretiempo hizo de las suyas. Para los de Schurrer tuvo efecto positivo. Para el albo, totalmente destructivo.
Crucero, por su parte, no sufrió el encuentro tras la ventaja. Hasta tuvo alguna chance más. Lo llevó con solidez y prácticamente no le generaron chances.
Otra vez, el equipo, los cambios ni los dos días de trabajo de Bernuncio, pudieron marcar un cambio (mágico) a la realidad. Dentro de la cancha no encuentran la brújula del juego. Yacen sin caminos visibles. Y, como se sabe, si no hay un rumbo bajo tus pies, todo parece perdido.
Ahora, la gran pregunta es: ¿Cuánto se puede cambiar la cabeza en tres días? El domingo se verá la respuesta ante Unión (15.15h).
Los protagonistas repiten sin cansarse que el trabajo es la solución, pero ¿cómo se hace cuando dentro del campo no se encuentra una salida futbolística ni mental?
Lo anímico puede ser el motor del cambio que impulse el respaldo al DT y al momento institucional en tan pocos días de trabajo previo a Unión.
FOTOS pagina oficial de All Boys
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