27 de febrero de 2017

ALL BOYS LITERATURA DE JAVIER AGUIRRE "DE FLORESTA AL MUNDO DEL MUNDO A FLORESTA" "EL LOCO JUAN"

De Floresta al mundo, del mundo a Floresta
La última incorporación de All Boys en este receso, la del –para mí, ignoto– mediocampista chileno Gonzalo Espinoza, me dejó pensando en qué otros jugadores transandinos recordaba con la camiseta del Albo. Como la tarea fue infructuosa, y el dogma autoimpuesto exigía no googlear, amplié la cavilación y me propuse tantear cuántos extranjeros, según mi memoria, habían vestido los colores del club-insignia de Floresta.
Mi memoria alcanza, claro, no mucho más que 30 años atrás. Pero me alcanzó para dar con un puñado de uruguayos y paraguayos, unos cuantos brasileños y colombianos, y algunas excentricidades llegadas desde México, los Estados Unidos, Italia y ¡Grecia!
Este fue el resultado, lo armo como equipo.
El helénico Maximiliano Kadijevic, de los mejores usuarios de buzo que vi en la era pre-Nico Cambiasso, fue el único arquero que encontré.
Postulo defensa con el mártir paraguayo Hernán Florentín, el áspero brasileño Fernando Barros, el uruguayo xeneize Richard Tavares –que  mucho esperamos y nunca volvió– y el oblongo guaraní que fuera campeón continental con Cienciano de Cuzco, Carlos Lugo.
En el mediocampo, vamos con el neoyorquino Renato Corsi, el campeón e ídolo llegado del Paraguay, Elvio Castellano Villalba; el montevideano monumental Juan Pablo Rodríguez y el hábil niño colombiano Santiago Montoya Muñoz.
Dos puntas, de lo poco que había para elegir en esa línea (y además jugaron juntos): por afuera, el veloz oriental Edison Tavares, y por adentro, la bestia negra para la gente de Mataderos, el brasileñísimo ariete Ronaldo.
Dejamos calentar en el banco de suplentes al fallido goleador paraguayo Eugenio Peralta Cabrera, al livianiiiito delantero uruguayo Martín Coyto, al olvidable volante oriental Johnny Aquino, al desesperante zaguero cafetero Julián Mosquera, al paracaidista defensivo mexicano Moisés Gonzáles (ay, los ’90, el uno a uno…) y al volante napolitano hijo de Ramón, Emiliano Díaz. Y dejamos descansar en paz al colombiano Albeiro Palomo Usuriaga, que tan poco hizo en Floresta.
Desde ya: los hinchas del Albo que se crean inmortales o con suficiente tiempo como para desperdiciarlo en estas cosas, bien pueden salvar, con sus aportes, mis más que probables olvidos.
Ilustracion : Daniela Acerbi
http://albumblancodiariodeunhinchadeallboys.blogspot.com.ar/
El Loco Juan
Tal vez haya sido un héroe trágico de la mitología de la Antigua Floresta. Lo vi muchas veces en la cancha de All Boys; siempre me pareció un hombre mayor, un viejo. No parecía demasiado centrado en el partido, intercambiaba palmadas en la espalda y saludos afectuosos con la gente en la tribuna, tenía los ojos entrecerrados, llevaba el labio inferior en primera fila, iba y venía por la vieja plateíta de socios, o por cualquier rincón del Islas Malvinas. Juraría –aunque no tengo pruebas– que mantenía una franca relación con el vino, y esta conjetura no es una vigilanteada, sino un presunto dato de color. De color tinto.
El Loco Juan era un personaje que, cuando te pasaba cerca, hacía florecer las anécdotas. Que era un hincha caracterizado (cuando eso no implicaba fierros, ni brazos armados de intendentes del conurbano). Que todos lo querían. Que había trabajado en una fábrica de repuestos. Que hasta dormía en el club. Que en Floresta se le había perdido la pisada, misteriosamente, durante un tiempo; pero que volvió en una final para zafar de un descenso entre All Boys y Talleres, en la cancha de Huracán, en un partido que tuvo final feliz para el Albo. Ese día su presencia llamó la atención, y según consigna mi papá, Eduardo Aguirre, “ya muchos ni lo ubicaban, pero hablaban del viejo loco que se ponía en cueros para alentar”.
Esa era la seña particular por excelencia del Loco Juan: alentar a All Boys en cueros, aún en los días más fríos y lluviosos del siglo XX, cuando las temperaturas del planeta eran un par de grados más bajas que ahora (¡un saludo al calentamiento global!).
Esta semana volvió a pasarme cerca, y como siempre, hizo florecer las anécdotas; se me había aparecido el Loco Juan, y no en calidad de fantasma. El quemero don Néstor Marchetti, conocedor del Álbum Blanco, había advertido por casualidad, una lápida con el escudo de All Boys en el cementerio de la Chacarita, y me llamó para contármelo. Era la tumba del Loco Juan, que murió en algún momento en la última década, y que descansa al resguardo del símbolo blanco y negro.
Una pesquisa sin precedentes (en la que, además de mi papá, colaboraron con entusiasmo personalidades de Floresta como el querido ex presidente de All Boys, Roberto Di Pietro, y como el señor Farías, viejo amigo del Loco) permitió recuperar su nombre completo: el legendario hincha se llamaba Saverio Juan Crivaro.
Tantas veces me lo crucé en Floresta, y nunca imaginé que iba a escribir sobre él. Qué loco. Qué loco el Loco Juan.
Publicado el 14 de Febrero de 2011
http://albumblancodiariodeunhinchadeallboys.blogspot.com.ar/2011/02/el-loco-juan.html#comment-form
Javier Aguirre periodista, escribe en la Revista Barcelona y en Página/12. e  integra la cuarta generación de hinchas de All Boys.
 En Floresta todas las sonrisas son blancas y negra
Ilustracion Daniela Acerbi

No hay comentarios.: