19 de febrero de 2017

ALL BOYS : FLORESTA RUGBY CLUB UN CLUB QUE AYUDA A SACAR A LOS CHICOS DE LA CALLE BUSCA LUGAR PARA NO DESAPARECER

Un club de rugby que ayuda a sacar a los chicos de la calle busca un lugar para no desaparecer
Es el Floresta Rugby Club. Entrenan en Parque Avellaneda pero si para octubre no consiguen espacio propio, no podrán seguir compitiendo. "Perderemos todo", advierten. 
En lo deportivo, el próximo año estará signado por la previa, el durante y la final del Mundial de Fútbol de Rusia. Pero mucho más acá, en un predio sin reflectores, ni tribunas eufóricas ni líneas de meta, el Floresta Rugby Club escribirá un capítulo igual de trascendente en su historia que, hasta el momento, tiene dos desenlaces posibles. Ese futuro cercano puede encontrarlos celebrando sus primeros diez años como integrantes de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) o bien puede representar la fecha en la que la institución deje de existir.
Entre un remate y otro hay una necesidad del tamaño de un campo de juego, precisamente, lo que le falta al club para no desaparecer. Porque el Floresta Rugby tiene equipo, camiseta, valores, una clara y ambiciosa misión social y un objetivo que va mucho más allá de las horas de partido. Pero lo que no tiene, literalmente, es un club, ese espacio propio que es sinónimo de identidad para cualquier entidad deportiva.
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Desde que ingresó como invitado a la URBA en 2008, el FRC siempre jugó las fechas que le corresponden como local en las sedes que otros clubes les prestaban. Pero en diciembre de 2016, sus directivos fueron citados por el Área de Competencias de la Unión de Rugby y recibieron un ultimátum: si en octubre de 2017 no cuentan con un lugar propio, serán excluidos de la entidad. Esto responde a un requisito dentro del reglamento interno de la Unión, que está siendo incumplido.
“Si perdemos la afiliación a la URBA perdemos el club. Y no entramos más, porque todos se irían a otros clubes, los que pueden hacerlo, y los que no se quedan sin el rugby y la comunidad que esto generó a su alrededor”, resume lo drástico de la decisión Rolando Faverio, socio fundador -"con el carnet número dos" como le gusta presumir-, que empezó esta aventura junto a Juan Marchetti, actual presidente, allá por septiembre de 2005.
Es que el Floresta Rugby no es un club como cualquier otro. Más allá de la particularidad que salta a la vista, tiene otro cúmulo de singularidades que lo hacen, además de un espacio deportivo, el refugio de muchos chicos. "Más de la mitad viene de barrios humildes, tenemos socios del Cildañez, del Ramón Carrillo y de la 1-11-14. Nuestro club se propone llevar el rugby a todos los sectores, sin distinción de clase social o de condición económica", dice Juan
La edad o las discapacidades físicas tampoco son factores excluyentes. “En este club se le abren las puertas a los adultos o a los chicos con algún tipo de dificultad. Se trabaja desde la inclusión y la contención, los chicos llegan y te cuentan los problemas que tienen en la casa o en la escuela, y te reconocen que acá se sienten mucho más comprendidos y cómodos que en otros ámbitos. Siempre se trata de sumar”, apuntala Agustín García Lofriego, jugador y entrenador del FRC.
Actualmente entrenan en el Polideportivo de Parque Avellaneda, en Lacarra al 1200.
Son poco menos de las siete de la tarde de un martes. Después de muchos días de lluvia, el sol empieza a evaporar el agua. Pero a pesar del cielo despejado y los rayos que prometen luz natural por otro buen rato, la cancha no está para que la pisen una treintena de chicos, de diversas edades y contexturas.
La opción para estas jornadas post-lluvia son las bautizadas "Canchas Peuser", en un sector en los fondos del Parque, donde limita con la Autopista Perito Moreno, o directamente una calle interna donde el asfalto resiste mejor la rutina deportiva. "Prefieren entrenar en el cemento antes que no venir", dice Diego Grisotto, tesorero de la institución. Mientras, los jugadores entran en calor haciendo ejercicios en una estación deportiva de las que el Gobierno porteño instala en plazas y parques
“Al no tener club, de quienes quieren ayudarnos lo que podemos recibir no son más que materiales. Necesitamos un espacio donde establecernos y donde tener lugar para guardar esos materiales, que ahora acumulamos en los baúles de nuestros autos”, detalla Diego. “No tenemos sponsors, ni subsidios considerables, son los vecinos los que nos impulsan a seguir, los propios chicos y sus padres, cuando están presentes y aportan al proyecto, porque pasa también que muchos no tienen un vínculo fuerte con sus hijos. Hay muchos chicos que están solos”, explica Marchetti
Boris Gallegos tiene 18 años y hace uno que se unió al Floresta Rugby. "Soy del Ramón Carrillo, los conocí cuando fueron a dar una clínica de rugby al barrio y ahí me sumé. En noviembre nos fuimos de gira a Rosario y nos bancamos todo nosotros, vendiendo quesos y embutidos en el barrio. Está bueno conocer los clubes grandes, vivimos de todo. A veces nos dan las peores pelotas y otras hacemos amigos", cuenta.
“Les falta su lugar de pertenencia, por eso, queremos que el club se pueda instalar en el barrio, para que los chicos a los que ya les supone un esfuerzo llegar hasta acá, puedan seguir. Sin ningún gasto extra”, desea Juan en voz alta.
La primera vez que el FRC tomó trascendencia en los medios fue a través de una campaña publicitaria donde su fundador, Juan Marchetti, contaba cuál era la realidad de esta agrupación que mantiene intactos sus principios pero también sus necesidades. Hoy vuelven a ser noticia ante la triste y tangente posibilidad de desvanecerse como institución y lo que es aún más significativo, como espacio de inclusión y refugio para muchos chicos en situación de vulnerabilidad social.
Desde allí agregan que los que quieran y puedan aportar ideas, sponsoreo y otro tipo de colaboración, pueden llamar al celular 1563635592.
http://www.clarin.com/ciudades/club-rugby-ayuda-sacar-chicos-calle-busca-lugar-desaparecer_0_rkhKNqNKg.html

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