26 de mayo de 2011

ESCRIBEN LOS HINCHAS DE ALL BOYS Y MANDAN FOTOS


SOMOS GENTE RARA
Señor Director:
No es mi pretensión inaugurar –si es que no existe aún- la sección correo de lectores, sino, simplemente, reflexionar acerca del fenómeno de la gente de Floresta, los alrededores de este barrio “de corazón”, los que formamos parte de su diáspora (en mi caso, nacido y criado en Marcos Paz y Miranda, hoy residiendo en la zona norte del GBA) pero que seguimos con el alma anclado en nuestro pago chico, los adherentes de otras regiones y, por qué no incluirlos, los advenedizos y oportunistas que nunca faltan.
El hitazo que, seguramente, se entonará y desentonará, con la conocida música de Rubén Rada, en el encuentro frente a Quilmes en nuestra cancha, en su pri-mer verso expresa Che cervecero, mirá qué distintos somos … Lo de dis-tinto no es porque seamos de otro color, sino por lo diferentes, desemejantes, disímiles o discor-dantes.
En efecto, la tribu (y la tribuna) a la que pertenecemos por nacimiento, por adopción, por elección o –como quedó dicho- por conveniencia, está compuesta por gente rara, entre la que, por supuesto, me incluyo. Nuestra rareza reside en nuestra defi-nición, que, si bien puede hacerse por género próximo y diferencia específica, por no tener género muy próximo, debe hacerse, además, punteando características que deben reputarse únicas.
De tal guisa, me remitiré a algunos hechos que son asaz significativos, los que dan clara idea de nuestra identidad, como ocurre con una hinchada que alienta sin parar, aunque el equipo juegue como lo hizo contra Estudiantes de La Plata en la cancha de Racing, haciéndose, inclusive, dos goles en contra, uno de ellos de Nico Cambiasso, que no por eso dejó de ser ídolo y –más adelante, después del dos a cero del partido en el Monumental y lo que sacó contra Arsenal- comenzó a pedirse su canoniza-ción en su camino a convertirse en santo. Mirá qué distintos somos a los de River, que quieren colgar a su arquero Juan Pablo Carrizo porque un par de sus payasadas semana-les les salieron mal. Por supuesto que ya lo hubiesen colgado si el gol del Uruguayo J.P. Rodríguez hubiese sido el uno a cero. Nosotros no.
También debe ponerse de relieve que jamás queda una entrada sin vender cuando jugamos de visitante, haciendo honor a la promesa que se canta, en el sentido de que “cualquier cancha vamos a llenar y adónde juegues te voy a alentar”.
Otro tópico para resaltar es el hecho de que tenemos uno de los jugadores de más edad de la primera división, el Chino Ariel Silvio Zárate -amigo de mi sobrino Edgardo desde la infancia, ambos clase 1973- que cuenta con 38 pirulos y que, desde que comenzó a jugar desde el inicio del partido (contra Lanús en el Monumental de Monte Castro) y lo hizo todo el primer tiempo, jamás perdimos. Por ende, tenemos un jugador maduro que, encima es líder y talismán. ¿Qué otro equipo tiene alguien así?
Y hablando de particularidades, no conozco otro club que pueda darse el lujo de contar entre sus fanátic@s a una actriz porno declarada como tal, aunque otros puedan contar en sus filas con algo parecido pero no con la franqueza e incondicionali-dad albinegra de quien dice llamarse Milena Hot.
Otra característica saliente de Floresta es la inexistencia de los llamados trapitos o cuida coches, que son parte del entramado mafioso de las demás hinchadas. La nuestra puede tener otros defectos que no vienen al caso enunciar aquí ni son de esa calaña, pero esas bajezas no nos conciernen. De allí que, tanto nosotros como los visi-tantes, podamos concurrir tranquilamente con el auto –los que lo tenemos- sin tener que caer en las sucias manos de esa clase de gente ni temer tipo alguno de apriete, daño o exacción ilegal.
Hablando de hinchada, tenemos un cenáculo, una de cuyas cabezas más visibles es Pablo Palacios, aunque –me consta- el trato de sus integrantes es en pie de igualdad, llamado Grupo Recibimiento, que se ocupa del Carnaval de All Boys desde el inicio del partido, llevando a las canchas los papeles, las serpentinas, los globos, las piñatas, el dado enorme que todos conocemos (y, a veces, padecemos), amén de otros artículos de cotillón que estos pibes se encargan de adquirir y transportar trabajosamen-te todas las semanas. Lo curioso es que no pertenecen al núcleo de la banda ni tienen nada que ver con ellos, a punto tal que la policía, en la requisa de la entrada del partido contra River, no entendía esta diferencia ni el motivo por el cual no entraban juntos este grupo con el grueso de la banda.
Más divergencias pueden notarse en el volumen, por ejemplo, de nuestro querido Nicolás Cambiasso. ¿Qué otro equipo puede darse el lujo de tener un arquero gordito como el nuestro? Y ni hablemos de la panza colgante, pendular y danzante de Fabbiani, la cual, sin embargo, no le impidió jugar bien el año pasado contra River y este año en Vélez, en el Cilindro de Avellaneda contra Estudiantes y en Floresta contra Huracán, hasta que se lesionó, vaya coincidencia, por el sobrepeso que ostenta.
Va de suyo que no puede olvidarse que debemos ser el único equipo del mundo que exhibe orgulloso en su camiseta únicamente publicidades de entidades na-cionales (la revendedora de autos también lo es), siendo la más notoria la que posee el dibujo de un animal vivo, que constituye la insignia de una empresa láctea que lucimos sobre la barriga no la imagen de una vaca lechera, sino de un toro, dado que el vacuno carece de ubres y le cuelga otra cosa. Tal vez sea por exceso de pudor o algún complejo que trae desde la infancia el dibujante o vaya uno a saber el motivo, pero lo cierto es que el dibujo no es de una vaca, aunque debería serlo.
Volviendo al asunto de Nico Cambiasso, es imposible soslayar, además de su grandeza deportiva y su volumen corporal, su entereza humana y profesional. En efecto, pocos deportistas reconocen, como él, los bloopers que pudo mandarse, por ejemplo, contra Quilmes el año pasado. Menos aún son los futbolistas que disponen de una inteligencia, poder de análisis, así como de una verba florida y precisa como Nico y, asimismo, me parece que es el único –junto con Pepe- que no se cansó de predicar que la prioridad es salvarnos este año del descenso y que si viene algo más (por ejem-plo, una clasificación a alguna copa), será bienvenido, pero que esto último no nos des-vela ni nos preocupa. También fue uno de los pocos a los que le oí decir, en plena caída libre, al principio de este Clausura 2011, que esa racha pasaría y, a juzgar por los resul-tados de hogaño, no se equivocó. En suma, habilidad deportiva, madurez, cultura, inte-ligencia y autocrítica, ¿podemos pedir más?
Otra alternativa para enfatizar está dada por la pertenencia afectiva de varios jugadores al club. Por supuesto que uno de ellos es el arquerazo capitán, pero no puedo dejar de mencionar, entre otros, al Gran Cabezón Sánchez, a Panceri, a Torassa, a Gigliotti y a varios que adoptamos, entre los que sobresalen, en mi opinión, el Chino Zárate y Vieytes.
En general, los equipos de fútbol de primera están compuestos por juga-dores provenientes de la Capital y la provincia de Buenos Aires, mechados con otros de provincias “grandes” como Córdoba, Santa Fe y Tucumán. ¿Pero alguien puede contar entre sus filas con algún futbolista chaqueño o formoseño? Difícil hallarlo. Y este es otro rasgo característico nuestro.
Podría seguir abundando en detalles que nos distinguen, pero esto bien puede ser tarea para nuestros hermanos Osos Panda de Floresta, en homenaje a este ani-versario del nuevo ascenso a primera.
Gracias All Boys por tanta alegría. Gracias Floresta por tu generosidad.
Héctor Claudio Rosenblat
(55 pirulos recién cumplidos)

… y la angustia se desato al final!!
Las piernas se aflojaron, estaban pesadas, las largas horas de ansiedad hicieron su trabajo.
La vida entera reunida allí, entre tantos.
Miles de conocidos, cientos de desconocidos y muchos otros por conocer.

La piedad del sufrimiento, fue la mejor compañía.
Los rezos de los que nadan creen... estaban allí, en muchas manos.
El cielo se vio mirado por miles y miles de miradas, que imploraban, ese no se que…

Como respirar, con tanta humedad.
Como saltar, si casi no había lugar.
El pecho cerrado. Hacia imposible cantar.

Cuantos años de angustia, cuantas deshonras.
Cuantas tardes para nada.
Cuanto anhelo, cuanto vida en tan solo dos colores.
Todo pasaba en tan solo noventa-y-pico de minutos… y un poco más.

El tiempo fue insoportable, no pasaba nunca; las manos ya no tenían que transpirar.
La boca seca, la garganta bien anudada.
Pensaba, con los dedos bien entrelazadas, imposible que se nos escape esta vez…
viví toda aquella insoportable procesión por dentro, ni los tres furiosos gritos con ojos desorbitados, hicieron posible desatar el nudo que ahora estaba alojado en el medio del estomago. Clavado como una daga.

Y la historia, nos reunía. Con sus ribetes, con sus hallazgos, con sus alegrías…
Nos reunió a todos, a mis hermanos de sangre, a los hermanos de la esquina, a los conocidos de siempre… todos bajo ese cielo nada claro, para volver a creer que todo es posible, grabándonos a fuego esa tremenda historia.
Las imágenes me pasaban de manera fugaz, unas tras otras, y sin parar.
Me acordaba de todos, no podía olvidarme de nadie.
Tantos sueños, ahora eran pura realidad.
Tanta historia reunida, en una sola fecha, en una sola tarde, al término de una jamás, soñada semana.

Solo quería que termine y poder dar lugar a ese llanto que estaba atravesado desde hace quince días, tres meses y como casi treinta años…
de NICOLAS SADA

Fotos recordando el ascenso despues de haber ganado la promocion frente a Rosario de:
Gaby Davidovich y sus hijos Nicolás y Lucas
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