RUGBY PARA LA INCLUSION SOCIAL
El Virreyes Rugby Club, la Fundación Rugby Amistad, el Floresta Rugby Club y Rugby Solidario trabajan para promover el deporte seguro, inclusivo y el trabajo en equipo. Enfocan su actividad en barrios populares, otorgan becas y brindan apoyo a rugbiers que sufrieron lesiones invalidantes.
Cuando este sábado comience el campeonato superior de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA), se volverá a hablar del deporte de la pelota ovalada, luego del boom generado por Los Pumas el año pasado, cuando consiguieron el tercer puesto en el Mundial de Francia. Los medios hablarán entonces de CASI-SIC, o del último campeón, Hindú, pero en el “planeta rugby” hay también asociaciones civiles, que, sin ser tan conocidas como aquellas, cumplen un rol fundamental, a través de la promoción del deporte en barrios populares, la ayuda a comunidades campesinas y la prevención de lesiones.
El Virreyes Rugby Club (VRC), nació en 2003, cuando ex jugadores de ese deporte se propusieron difundirlo en zonas poco acostumbradas a practicarlo. Al poco tiempo, gracias al empuje de sus dirigentes, al contacto con personas ubicadas en puestos clave de empresas y al apoyo de la Municipalidad de San Fernando, consiguieron tener su propio predio en la localidad Bancalari. “Hoy tenemos 450 chicos jugando en el club, de entre 6 y 19 años. Y son chicos que, por distintas circunstancias, nunca hubieran podido acercarse al rugby sin este proyecto”, dice Marcos Julianes, presidente del club y ex jugador del CASI.
En el club, los chicos hacen deporte, tienen un espacio de referencia, apoyo escolar, y charlas sobre prevención de adicciones. Además, a través del VRC, el Ministerio de Desarrollo Social bonaerense canaliza 195 becas para Polimodal, que reciben los chicos para mantenerse en el colegio. “La educación es una herramienta de inclusión social fundamental. Sin posibilidad de acceder a mejores niveles educativos, no hay mejora social posible”, afirma Julianes.
El Virreyes logró para este año un salto cualitativo: consiguieron 7 padrinos que otorgan becas de 500 pesos a chicos para que estudien carreras universitarias. “Tenemos chicos estudiando Ciencias de la Comunicación , Medicina, Economía, Ingeniería y Diseño Gráfico, tanto en universidades públicas como privadas”, revela Julianes. “Nuestra idea es conseguir más financiamiento para aumentar la cantidad de becados universitarios”, agrega.
Por otra parte, en Capital Federal también se replicó la experiencia del VRC. Juan Marchetti, ex jugador de DAOM, tomó la idea de Julianes y compañía, y fundó, junto a un grupo de amigos, el Floresta Rugby Club (FRC). “La idea es que puedan jugar al rugby los hijos de un empresario con cualquier chico de otra clase social, y que el valor principal sea la amistad”, dice Marchetti. “Tenemos 170 chicos en el club, muchos de Floresta, pero también de Fuerte Apache, y hasta 14 que vienen de San Francisco Solano, a través del padre de uno de ellos que trabaja en el barrio”, agrega el presidente, que además entrena una categoría juvenil.
El FRC está a la búsqueda de un predio en donde desarrollar sus actividades, ya que hasta ahora deben usar las instalaciones del Club Luz y Fuerza y una plaza del barrio. “A los chicos les cobramos una cuota de 20 pesos, pero el que no puede pagar no la paga y listo, se beca”, revela Marchetti”. Además, necesitan indumentaria, pelotas, y no les vendría nada mal algún tipo de ayuda para el transporte de los chicos para los partidos.
Virreyes y Floresta buscan que el rugby sea un deporte para todos, sin distinción de clases sociales. Además, buscan transmitirles a los chicos los valores del trabajo en equipo y del respeto al otro, porque en un partido siempre hay riesgos de sufrir alguna lesión. En casos muy extremos, hasta pueden generarse casos que terminen en parálisis motriz. Por eso mismo, también existe desde 1992 la Fundación Rugby Amistad, que agrupa a rugbiers que sufrieron accidentes invalidantes, y que se encarga de darles contención anímica y económica a quienes afrontan ese tipo de situaciones.
“Nos enfocamos en la parte preventiva, dando charlas en clubes, colegios, o en donde se nos convoque, para concientizar sobre la necesidad de un juego seguro”, informa Francisco “Pancho” Maggio, vicepresidente de la entidad, ex jugador del SIC y actual entrenador de la categoría menores de 14 años del Virreyes. Rugby Amistad distribuye entre sus asociados dos veces al año un subsidio en dinero, otorgado por la Unión Argentina de Rugby (UAR), para colaborar con los gastos de las personas en sillas de ruedas o cuadripléjicas. “Aparte de la plata, damos contención psicológica cuando averiguamos que se produce algún caso nuevo, tratando de contarles nuestra experiencia a la persona afectada”, añade Maggio.
El campo de experiencias con compromiso social en este deporte es grande. También existe Rugby Solidario, una ONG que mantiene un sistema de becas de estudio para alumnos de localidades santiagueñas empobrecidas y que apoya huertas comunitarias y microemprendimientos en la región. Los fondos surgen de donantes individuales y empresariales, y de partidos a beneficio como el organizado en octubre último en el Belgrano Athletic, del que participaron, entre otros, Gabriel “el Puma” Goity y Julián Weich.
Virreyes, Floresta, Rugby Amistad, Rugby Solidario. Todos nombres que giran en torno a una pelota de forma rara, una cancha con dos arcos en forma de “H”, un referee y dos equipos de 15 jugadores cada uno. Juntos, como si estuvieran en un scrum, empujan a la exclusión social y a la indiferencia para tratar de sacarlas de la cancha.
EXTRAIDO DE http://www.tucumanoticias.com.ar/noticia.asp?id=10564
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